Camino a la Beatificación

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Carta Pastoral - Año de los «Niños y Adolescentes»



8 de Diciembre JHS 2013
Con motivo del lanzamiento del Año de los «Niños y Adolescentes», Monseñor Luis Urbanč, 8° Obispo de Catamarca, se dirige a los Niños y Adolescentes, Sacerdotes, Consagrados, Seminaristas, Familias y demás fieles laicos de su diócesis, el 8 de diciembre de 2013, día de la Solemnidad de la Inmaculada Concepción de la Virgen María, en el marco de las Solemnes Fiestas en Honor a la Virgen del Valle de Catamarca.

Queridos Hermanos:
A partir de la celebración del Centenario de nuestra Diócesis, en el año 2010, nos hemos embarcado en la ‘Misión Diocesana Permanente’, como un camino hacia los festejos jubilares por los 400 años del hallazgo de la bendita Imagen de la Virgen del Valle, en el año 2020.
Para ello nos hemos propuesto trabajar cada año una temática en particular. Así dedicamos el 2011 a la ‘Vida’, el 2012 a la ‘Familia’, el 2013 a los ‘Jóvenes’ y ahora, el 2014 a los ‘Niños y Adolescentes’. Realmente, debo agradecer a Dios por todo lo que se hizo, por las gracias que hemos recibido y por los frutos que irán madurando, día a día, en bien de toda nuestra Iglesia particular de Catamarca, bajo la protección de nuestra querida y celestial Virgen del Valle.
1.- La franja etaria en la que este año pondremos nuestra mirada y trabajo es, por lejos, la más importante, trascendental y delicada de la vida humana.
Todo lo que aquí se haga, cómo se haga, o se deje de hacer tendrá un influjo decisivo en la vida de las personas, las marcará inexorablemente para bien o para mal.
2.- La historia nos demuestra que los pueblos crecieron o se degradaron según la dedicación cuantitativa y cualitativa que dieron a estos años de la vida humana.
Para testear una sociedad, basta con analizar cómo trata, cómo educa y cuánto invierte en sus niños y sus ancianos, esperanza, ternura y sabiduría de los pueblos. Son las dos orillas que dan cauce al río de la vida humana. Los cauces hay que cuidar y respetar. Las culturas que minimizan, desprecian o ignoran el rol de los niños y ancianos están condenadas al fracaso y a malograr la realización de todos sus miembros.
3.- Por cierto que, en una sociedad como la nuestra, en donde la mayoría han recibido el don de la fe por el bautismo y, por ende, son miembros de la Iglesia, debería ser claro y una convicción que todo ser humano es producto del encuentro de tres libertades creadoras: Dios - papá - mamá. De esto se sigue que toda vida humana es sagrada, inviolable, única e irrepetible. Y que, no sólo los papás biológicos o del corazón han de velar por la nueva vida, sino la sociedad toda, con todas sus instituciones, se ocupará de la débil y frágil vida, tanto del niño como del anciano, ya que la vida cuanto más lábil, es más significativa y valiosa, pues posibilita que los más fuertes e independientes busquemos y obtengamos el equilibrio en la humildad, el servicio, la mansedumbre, la paciencia, la cercanía y la misericordia.

Magisterio de la Iglesia

4.- Para todos nosotros es muy importante saber qué nos indica el Magisterio de la Iglesia, por eso les transcribo parte del mensaje que el beato Juan Pablo II dirigiera a las familias durante el jubileo del año 2000: “El tema que se les ha pro-puesto –‘Los hijos: primavera de la familia y de la sociedad’ - puede ser para ustedes una significativa fuente de inspiración. ¿No son precisamente los hijos quienes ‘examinan’ continuamente a los padres? No sólo lo hacen con sus frecuentes ‘¿por qué?’, sino también con su rostro, unas veces sonriente y otras velado por la tristeza. Es como si todo su modo de ser reflejara un interrogante, que se expresa de formas muy diversas, incluso con sus caprichos, y que podríamos traducir en preguntas como estas: “Mamá, papá, ¿me quieren? ¿Soy de verdad un don para ustedes? ¿Me acogen por lo que soy? ¿Se esfuerzan por buscar siempre mi verdadero bien?”...
Formulan estas preguntas más con la mirada que con las palabras, pero obligan a los padres a asumir su gran responsabilidad y, en cierto modo, para ellos son el eco de la voz de Dios.
5.- ¿Qué significa la metáfora ‘primavera de la familia y de la sociedad’?
Nos remite al horizonte de vida, de colores, de luz y de canto, típico de la estación primaveral. Naturalmente, los hijos son todo esto. Son la esperanza que sigue floreciendo, un proyecto que se inicia continuamente, el futuro que se abre sin cesar. Representan el florecimiento del amor conyugal, que en ellos se refleja y se consolida. Al venir a la luz, traen un mensaje de vida que, en definitiva, remite al Autor mismo de la vida. Al estar necesitados de todo, en especial durante las primeras fases de su existencia, constitu-yen naturalmente una llamada a la solidaridad.
No por causalidad Jesús invitó a sus discípulos a tener corazón de niño (cf. Mc. 10, 13-16). Queridas familias, den gracias por el don de los hijos y, al mismo tiempo, acojan el mensaje que Dios les envía a través de su existencia.
6.- Por desgracia, la situación de los niños en el mundo no es siempre como debería ser. En muchas regiones y, paradójicamente, en los países de mayor bienestar, traer al mundo un hijo se ha convertido en una elección realizada con gran perplejidad, más allá de la prudencia que exige obligatoria-mente una procreación responsable. Se diría que se los ve más como una amenaza que como un don... ¿Y qué decir del otro triste escenario de la infancia ultrajada y explotada?
7.- En efecto, la situación de los niños es un desafío para toda la sociedad, un desafío que interpela directamente a las familias. Nadie puede constatar mejor que los padres, cuán esencial es para los hijos poder contar con el papá y la mamá, compartiendo sus dones... ¡No!!... ¡No es un progreso en la civilización secundar tendencias que oscurecen esta verdad elemental y que pretenden afirmarse también en el ámbito legal!
8.- ¿Acaso la plaga del divorcio no perjudica ya excesiva-mente a los niños? ¡Qué triste es para un niño tener que resignarse a compartir su amor con padres enfrentados entre sí! Muchos hijos llevarán siempre el trauma psíquico de la prueba a la que los ha sometido la separación de sus padres.
9.- A la vez, no eludan el interrogante esencial sobre su misión de educadores.Por haber dado la vida a sus hijos, tienen el deber de seguirlos, de modo adecuado a su edad, en las orientaciones y en las opciones de vida, velando por todos sus derechos.
10.- En nuestro tiempo, el reconocimiento de los derechos del niño ha experimentado un indudable progreso, pero sigue siendo motivo de aflicción la negación práctica de estos derechos, como lo manifiestan los numerosos y terribles atenta-dos contra su dignidad. Es preciso vigilar para que el bien del niño se ponga por encima de todo, comenzando desde el momento en que se desea tener un hijo. La tendencia a recurrir a prácticas moralmente inaceptables en la generación pone de relieve la mentalidad absurda de el “derecho al hijo”, que ha usurpado el lugar del justo reconocimiento de un “derecho del hijo” a nacer y después a crecer de modo plena-mente humano. Al contrario, ¡cuán diversa y digna de apoyo es la práctica de la caridad, que antepone el bien de los hijos a las exigencias de los padres.
11.- Madres, que tienen en su interior un instinto incoercible de defender la vida, les dirijo un llamamiento apremiante: ¡sean siempre ‘fuente de vida’, jamás de muerte!
12.- A ustedes juntos, padres y madres, les digo: han sido llamados a la altísima misión de cooperar con el Creador en la transmisión de la vida (cf. Carta a las familias, 89); ¡No tengan miedo a la vida! Proclamen juntos el valor de la familia y él de la vida. Sin estos valores no existe futuro digno del hombre” (Mensaje a las familias, 14-10-2000).
13.- Hasta aquí las hermosas e interpelantes palabras del Papa. Los invito a que se detengan a reflexionar sobre ellas y a rezar pidiendo luces, antes de seguir leyendo.

Jesús niño y los Niños

14.- Es oportuno considerar a los niños desde el testimonio que los evangelistas san Mateo y san Lucas nos dan de la infancia de Jesús. Los dos primeros capítulos de ambos evangelios nos presentan esta etapa de la vida de Jesús.
En este punto, no puedo evitar de remontarme a mi niñez, a esos hermosos y relevantes años de la existencia de todo ser humano.
15.- Como al recibir esta carta estaremos cercanos a la Navidad, quiero explayarme en este misterio central de nuestra fe, que tanto bien nos hizo cuando éramos niños y que debe seguir siendo significativo hoy para los niños y los adultos.
16.- En ocasión de la Navidad se respiraba un aire distinto. Armábamos los pesebres con su arbolito lleno de adornos y regalos, en las casas, en los templos, en algunos negocios, en la plaza del pueblo y en algunos establecimientos públicos. También se hacían los pesebres vivientes, que nos permitían participar vivencialmente en este misterio del ‘Dios con nosotros’. Lo que daba un toque especial a todo era el canto de los villancicos, que nos facilitaban la comprensión de lo que se vivía y nos sensibilizaba con la ternura del Dios hecho hombre en la humildad de su nacimiento.
17.- La figura de los magos venidos de oriente a adorar al Niño ha calado muy hondo en nuestra imaginación de niños. También nosotros queríamos ser honrados con regalos. Intuíamos que éramos dignos como Ese Niño. Nuestros papás posiblemente también. Hoy, puedo afirmar que urge recuperar esta verdad sostenida por el mismo Jesús cuando dice: ‘El que reciba a este niño en mi nombre, a mí me recibe; y el que me reciba a mí, recibe a Aquel que me ha enviado; pues el más pequeño de entre ustedes, ése es el más grande’ (Lc 9,48). 18- En torno al nacimiento y la niñez de Jesús podemos constatar el gozo y las tristezas de los niños de todos los tiempos: alegría de José y María por esa nueva Vida, canto de los ángeles, entusiasmo de los pastores, adoración de los magos, júbilo de Simeón y de Ana en el templo, a la vez, el temor de Herodes que decide matar al Niño, y la obligada huida a Egipto para salvar la vida del Niño; además, la emblemática bendición de Simeón: ‘Éste está puesto para caída y elevación de muchos en Israel, y para ser señal de contradicción. ¡Y a ti misma una espada te atravesará el alma! a fin de que queden al descubierto las intenciones de muchos corazones’ (Lc 2,34-35). 19.- Si bien es verdad que un niño es la alegría no sólo de sus padres, sino también de la Iglesia y de toda la sociedad, es también cierto que en nuestros días muchos niños, por desgracia, sufren o son amenazados en todos los rincones del mundo: padecen hambre y miseria, mueren a causa de las enfermedades y de la desnutrición, perecen víctimas de la guerra, son abandonados por sus padres y condenados a vivir sin hogar, privados del calor de una familia propia y soportan muchas formas de violencia, explotación y de abuso por parte de los adultos…
20.- ¿Acaso podríamos permanecer indiferentes ante el sufrimiento de tantos niños, que lo causan principalmente los adultos y, ahora entre ellos mismos, como es el fenómeno creciente del ‘bullying escolar’?
Permítanme explayarme en este tema para que afrontemos el problema y le demos una respuesta integral.
El problema de la violencia preocupa no sólo a la comunidad nacional sino a las sociedades de todo el mundo; tiene una fuente permanente en la publicidad y en los me-dios de comunicación, casi como si la sociedad cosechara a cada momento las tempestades producidas por las fuertes ráfagas de los mensajes publicitarios que penetran en la mente de todos, particularmente de los niños.
21.- Muchos están convencidos de que los medios de comunicación y la publicidad, son los principales generadores de violencia al promover en la juventud falsas expectativas que no pueden ser satisfechas por vías normales o legales. Los hechos de violencia que reflejan los medios de comunicación han alcanzado dimensiones insospechadas.
22.- Para el doctor Carlos Velasco Suárez “las imágenes no son inocentes, no son neutras. La psicología y la psicopatología nos enseñan que están cargadas de dinamismo afectivo y tendencial, transmiten mensajes que son captados de manera inmediata, muchas veces en forma inconsciente. Este fenómeno fue estudiado ya hacia fines del siglo pasado, a través de la hipnosis, básicamente en la Escuela de París y en la Escuela de Nancy. Se aceptó, entonces, la teoría del ideo-dinamismo: toda imagen psíquica, toda idea, venga de donde viniese a través de los cinco sentidos o por una sensación externa, constituye una sugestión. Las imágenes se transforman en sensaciones, sentimientos y en emoción. Toda sugestión tiende a hacerse acto, a realizarse. Y éste es el principio que utiliza la publicidad”.
23.- Se coincide en que los más afectados, los más vulnera-bles, los más dañados psíquicamente, son los niños y los ancianos. Unas investigaciones, realizadas por George Gernner, enfatizan que la gente que mira mucha televisión está más expuesta a considerar que vive en un mundo miserable. Por ejemplo, cuando se gradúa un estudiante secundario tiene vistos 18.000 asesinatos en 15.000 horas de televisión, que es el doble del tiempo que estuvo en el aula. Ya en 1986, cuando se registraron asesinatos infantiles, los norteamericanos tomaron algunas medidas y dieron a conocer estadísticas perturbadoras: se puso de relieve que la programación
televisiva ofrecía 400 billones de imágenes de violencia por año y, por lo tanto, era la única y más grande fuente de imágenes patogénicas y criminogénicas del país.
24.- Es realmente paradójico que ‘la sociedad controle los alimentos y las bebidas que ingiere, pero no las imágenes’. El colapso y el debilitamiento de la familia y el bombardeo de los medios llevan a no pocos niños a buscar otro ámbito de contención; sus sueños son pertenecer a una pandilla y satis-facer, como sea, un manojo de impulsos, de fuerzas ciegas.
25.- Por tanto, es necesario decir que la familia y la escuela están para poner límites al grado de agresión verbal y gestual, a la envidia, al afán de riquezas y a la vanidad.
26.- La asimilación irresponsable de falsos valores, la falta de delicadeza, de cortesía y de respeto entre los padres e hijos, alumnos y maestros, desencadenan situaciones que escapan al control. Cuando se pierde la dignidad del ser humano, se transmite una imagen miserable del hombre. Cuando el mensaje permanente es: “quiero esto, y lo consigo sea como sea”, sólo mentira, violencia y destrucción pueden esperarse.

Los Niños y los Sacramentos de la iniciación cristiana

27.- Si hay algo sumamente importante en esta etapa de la vida humana, es la praxis sacramental. De hecho en nuestra diócesis todavía se recurre asiduamente a la ayuda de estos medios divinos de salvación, administrados por la Iglesia.
28.- Los sacramentos del Bautismo, Eucaristía y Confirmación, conforman el grupo de los ‘Sacramentos de la Iniciación cristiana’. Éstos son recibidos, en un alto porcentaje, entre el nacimiento y los 18 años. De esta manera, quien los recibió está capacitado y enviado por la Iglesia a dar testimonio de Jesucristo y del Amor de Dios en el mundo.
29.- Si volvemos a la vida de Jesús adolescente (cf. Lc 2,41-52), lo encontramos subiendo con sus padres a Jerusalén en ocasión de la Pascua. Allí, mezclado entre la multitud de peregrinos, se separó de sus padres y, con otros chicos, se puso a escuchar a los doctores del Templo, como si fuera un encuentro de catequesis, ya que las fiestas eran ocasiones adecuadas para transmitir la fe a los niños, adolescentes y jóvenes. Pero sucedió que el Adolescente venido de Nazaret no sólo hizo preguntas muy inteligentes, sino que él mismo comenzó a dar respuestas profundas a quienes le estaban enseñando. Sus preguntas y sobre todo sus respuestas asombraron a los doctores del Templo. Era la misma admiración que, en lo sucesivo, suscitaría la predicación pública de Jesús: el episodio del Templo de Jerusalén no es otra cosa que el comienzo y casi el preanuncio de lo que sucedería algunos años más tarde.
30.- Queridos chicos y chicas, papás y mamás, ¿no les viene a la mente pensar en los encuentros de cateque sis o en las clases de religión que se les ofrecen en la parroquia o en el colegio?... Por eso, les pregunto: ¿Cuál es la actitud que tienen ante los encuentros de catequesis o la enseñanza religiosa en la escuela? ¿Se ven comprometidos como Jesús en el templo a los doce años? ¿Participan con ganas y dedicación en ambos momentos? ¿Los niños, adolescentes y jóvenes sienten que sus padres los ayudan en la profundización y testimonio de la fe recibida?
31.- Fíjense que Jesús, adolescente, quedó atrapado por la catequesis del Templo de Jerusalén, tanto que hasta se olvidó de sus papás; no obstante, José y María, pronto, advirtieron su ausencia. Tres días pasaron hasta que lograron encontrarlo, y ¡nada menos que en el Templo!... ¿Dónde encontraríamos a nuestros niños y adolescentes hoy?
32.- El diálogo que sigue al encuentro desconcierta: «Hijo, ¿por qué nos has hecho esto? Mira, tu padre y yo, angustia-dos, te andábamos buscando» (Lc 2,48)… ¡Qué misteriosa es la respuesta de Jesús y cómo hace pensar! «¿Por qué me buscaban? ¿No sabían que debía estar en la casa de mi Padre?» (Lc 2,49)… Respuesta difícil de aceptar.
33.- San Lucas añade simplemente que «su madre conservaba todas estas cosas en su corazón» (2,51). En efecto, era una respuesta que se comprendería sólo más tarde, cuando Jesús, ya adulto, comenzó a predicar, afirmando que por su Padre celestial estaba dispuesto a afrontar todo sufrimiento e incluso la muerte en cruz.
34.- Finalmente, Jesús regresó a Nazaret con José y María, donde vivió en libre y madura obediencia a ellos (cf. Lc 2,51), «progresando en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y ante los hombres» (Lc 2,52).
35.- Creo que les queda claro que el Niño nacido en Belén y el Adolescente que dialoga con los letrados del Templo, es el mismo hombre adulto de más de treinta años que anunciará la Palabra de Dios, que llamará a los doce apóstoles, que tendrá discípulos y que lo seguirá una multitud sedienta de verdad, amor y libertad. Con su poder divino curará enfermos de todo tipo, liberará a endemoniados, saciará a los hambrientos y resucitará muertos. Será este Niño recién nacido, gracias al ejemplo coherente de sus padres, quien, como Maestro de la Verdad y Testigo del Amor, mostrará un afecto extraordinario por los niños: «Dejen que los niños vengan a mí, no se lo impidan, porque de los que son como éstos es el Reino de Dios» (Mc 10,14). Otra vez, estando los Apóstoles discutiendo sobre quién era el más grande, pondrá en medio de ellos a un niño y dirá: «Si no cambian y se hacen como niños, no entrarán en el Reino de los cielos» (Mt 18,3). Y más adelante advierte duramente: «¡Ay de aquel que escandalice a uno de estos pequeños que creen en mí, más le vale que le cuelguen al cuello una piedra de molino y lo echen al mar!» (Mt 18,6).
36.- Por eso, Jesús nos dice a los adultos, con toda contundencia y sin ambigüedades: “Si no cambian y se hacen como niños, no entrarán en el Reino de los cielos”, ya que en el niño hay lo que debemos tener si queremos entrar en el Reino de Dios: sencillez, confianza, bondad y pureza; valores que debemos cuidar y hacer crecer en los niños.
37.- «¡Qué importante es el niño para Jesús! Se podría afirmar, desde luego, que el Evangelio está profundamente impregnado de la verdad sobre el niño. Incluso podría ser leído en su conjunto como el ‘Evangelio del niño’» (Juan Pablo II a los niños, 13-12-1994).
38.- Todas estas cosas que les he recordado de la infancia de Jesús nos ayudan a entender la gracia específica que otorgan el Bautismo, la Eucaristía y la Confirmación.
39.- Sin duda, el que más descuella es la Eucaristía, donde el mismo Jesús se nos da como alimento para que podamos caminar hacia el corazón de nuestro Padre Dios.
40.- Cabe recordar que el Bautismo es el primer sacramento y el más necesario para la salvación, pero se orienta directamente a la Eucaristía, que es memorial del sacrificio redentor de Jesús en la Cruz y comunión con la Persona de Jesús. Por eso, todos, durante la niñez, nos hemos preparado larga-mente para la Primera Comunión. Ese día nos acompañaron los papás, hermanos, padrinos, amigos, familiares, catequistas y la comunidad parroquial, puesto que lo más grande que nos pudo ocurrir es ser hijos de Dios que se alimentan del mismo Dios hecho hombre en la persona de Jesús. Casi todos debemos tener una fotografía y un diploma de ese acontecimiento inolvidable y señero.
41.- Fue el momento más relevante de nuestra iniciación cristiana, que alcanzó su madurez con la efusión del Espíritu Santo en la Confirmación, constituyéndonos en testigos de Cristo para el mundo, es decir, ‘discípulos-misioneros’ de Jesucristo para que los hombres tengan vida plena en Él.
42.- ¡Cuántos niños y adolescentes han encontrado en la Eucaristía una fuente de fuerza espiritual, a veces incluso heroica! ¿Cómo no recordar a los que vivieron en los primeros siglos y que aún hoy son conocidos y venerados en toda la Iglesia? Santa Inés, que vivió en Roma; santa Águeda, martirizada en Sicilia; san Tarsicio, un muchacho llamado con razón el mártir de la Eucaristía, porque prefirió morir antes que entregar a Jesús sacramentado, a quien llevaba consigo para dárselo a los enfermos. Y otros más recientes: san Luis Gonzaga, santo Domingo Savio, santa María Goretti, santa Bernardita, beatos Franciso y Jacinta, beato Ceferino Namuncurá y beata Laura Vicuña.

La oración en los niños

43.- Si hay una tarea diaria para los padres es que sean ejemplo y maestros de oración para sus hijos. Ellos aprenden copiando. Hacen lo que ven hacer habitualmente a sus padres y personas mayores. Los niños tienen una especial percepción del misterio porque aún no tienen desarrollada la capacidad de razonar. Intuyen, sienten. Por eso, si los padres hacen presente el Misterio de la Comunión Trinitaria en su hogar con su oración, con su modo de amar, de obrar y de relacionarse, con sus enseñanzas, con su compromiso eclesial y social, los niños tendrán una experiencia concreta e imborrable del Misterio de Dios, revelado por Jesucristo y confiado a su Iglesia.
44.- Los papás deben rezar mucho y junto con sus hijos para que la humanidad sea cada vez más familia de Dios y viva en paz. La oración es la muestra más genuina de amor. Quien ama, reza; y quien reza, ama. Pues orar es escuchar y hablar con el que es EL AMOR. El que reza se convierte a Dios y se diviniza; acepta libremente su condición de hijo de Dios y se goza de serlo por pura benevolencia de la Gracia.
45.- Vale la pena que les recuerde el salmo 113,1-3 “¡Laudate pueri Dominum!” “¡Alaben, niños, al Señor; alaben el nombre del Señor. Bendito sea el nombre del Señor, ahora y por siempre. De la salida del sol hasta su ocaso, sea loado el nombre del Señor!”
46.- Todo hombre necesita alabar al Señor no sólo con su vi-da, sino con su corazón y con sus labios, porque Dios ha impreso en su ser un inagotable anhelo por Él. Dios ya deja sentir su voz en el alma del niño, llamándolo a dar su vida por un camino concreto, sea en el matrimonio, sea en la vida célibe, como sacerdote, como consagrado/a, como misionero/a, como profesional, como político, como investigador, como simple obrero. De allí que debe dialogar con su Creador, Redentor y Santificador para descubrir su razón de existir, para madurar ese llamado y para llevarlo a cabo con fidelidad.
47.- «En virtud de su dignidad y misión, los padres cristianos tienen el deber específico de educar a sus hijos en la plegaria, de introducirlos progresivamente al descubrimiento del misterio de Dios y del coloquio personal con Él» (Familiaris consortio, 80).
48.- Ahora bien, en la oración los niños han de descubrir la primera y común vocación de cada ser humano que es al Amor y al Perdón, puesto que así se logra una humanidad unida, inclusiva y pacífica en la diversidad.
49.- Todo hombre para poder amar, necesita tener una experiencia rica de amor. El papá y la mamá, profunda y libremente cimentados en el amor de Dios, constituyen la palestra del amor para sus hijos desde el mismo instante de la concepción. Recuerden bien que nadie da lo que no tiene. Un niño que no ha recibido auténtico amor, no tendrá que ofrecer a los demás, ni en su niñez, ni en su vida adulta. Es muy importante la calidad y la cantidad de amor que se brinda con gestos, actitudes, acciones, palabras, ejemplos, etc. Muchas acciones muy buenas pueden ser inutilizadas por una, aparentemente, mala acción, actitud o palabra.
Solemos decir que no pocas veces borramos con el codo lo que arduamente escribimos con la mano.
50.- Cuando los adultos percibamos, desde la mística del amor, que el daño que se hace a los niños por medio de las omisiones es irreversible, entonces pondremos sumo empeño en ser testigos y maestros de oración para los niños, cuidando que a ellos no les falte el ejemplo que los estimule a vencerse a sí mismos, para crecer en el amor a Dios y al prójimo como Jesús nos enseña con su propia vida.
51.- Paso a darles algunos consejos para fomentar la pie-dad en los niños:
1. Orientarlos desde pequeños, en el amor a la Biblia, a la Eucaristía y a la Virgen. 2. Cuidar que las devociones y actos de piedad tengan un contenido teológico y que los vayan entendiendo gradualmente, desde pequeños. 3. Los padres deben explicar a quién se reza, cómo se reza y por qué se reza. 4. Los padres nunca deberán abandonar el "seguimiento" de los niños en la realización de las oraciones diarias, como el ofrecimiento de obras y el rezo al levantarse, antes de comer y al acostarse. 5. Enseñarles que la oración en familia se hace con respeto y cuidando las posturas. No es lo mismo rezar que jugar o ver televisión. La actitud debe ser otra. 6. Buscar la manera, sin ahorrarse sacrificios -los padres y los hijos- de rezar el Rosario en familia, tan recomendado por la misma Virgen María. Los más pequeños pueden rezar algunos misterios, de acuerdo con su edad. Para ello hay que organizar el estudio, el descanso, las horas de llegada, el rezo del Rosario, etc. 7. Participar siempre con los hijos en la Santa Misa. Desde pequeños hay que ayudarles a comprender qué es la Misa, para que aprendan a valorarla y gustarla. 8. Cuidar especialmente la compostura en la Iglesia. Hacerles notar que el Señor está realmente presente en la Hostia y que lo adoramos con la genuflexión. 9. Cuidar el modo de vestir. En todas las culturas la vestimenta crea el clima de lo que se hace y la importancia que se le da a cada evento. Por ejemplo, la ropa de deporte no es para ir a una fiesta. La Santa Misa es el banquete sacrificial de Jesucristo; es la celebración diaria o semanal, por excelencia, de los cristianos. Los adultos debemos darles el ejemplo y enseñarles a distinguir una cosa de otra. 10. Procurar que valoren el ayuno eucarístico como una preparación consciente para recibir el Alimento de los alimentos, Jesucristo, el Redentor de los hombres. Y explicarles que, con actos de contrición y de amor de Dios, pueden prepararse para comulgar. 11. Darles a conocer, con el propio ejemplo, la importancia de dar gracias después de la comunión. 12. Explicarles desde pequeños el significado de las distintas fiestas litúrgicas. 13. Enseñarles a asociar desde pequeños el dolor, la contrariedad, el esfuerzo, el trabajo, con la reparación. Hay que ir dándoles razones "sólidas" que, luego, les sirvan de apoyo. 14. Animarlos a que sean constantes en la oración y demás prácticas de piedad. 15. Desde pequeños, de labios de sus papás, deben ir conociendo el significado de los 10 mandamientos, los siete sacramentos y las obras de misericordia. 16. Cuando lleguen a los 11-16 años, hay que asistirlos en la superación de los respetos humanos y la vergüenza de que los vean rezar, participar de la santa Misa, confesarse, leer la Biblia o participar en algún grupo eclesial. No desconozcan los papás que el ambiente secularizado y materialista favorece esta tendencia en los adolescentes. 17. Es muy saludable hablar con los hijos la razón por la que eligen determinados trabajos, grupos apostólicos y lugares de veraneo, determinadas escuelas, lecturas, programas de televisión y amistades, de modo que también ellos asuman esta decisión. Las influencias en los niños 52.- Luego de haber reflexionado sobre el influjo que tiene en el niño una buena familia, la fe razonada y vivida, la importancia de los sacramentos, el ejemplo de Jesús, la oración, etc., es muy oportuno centrar la atención en esas influencias diarias, no queridas, masivas y mal intencionadas que flotan agobiantes en el ambiente.
53.- Hay quienes dicen que no se pueden evitar las malas influencias sobre los niños. Hasta cierto punto puede ser, pero los padres pueden ¡y deben! protegerlos de muchas de ellas, mientras los tengan en casa. 54.- Es sabido que el adolescente típico no está preparado para enfrentar muchas de las tentaciones que surgen en su camino. En nuestros días las tentaciones son improvisadas y vienen ‘enlatadas’. El adolescente que no tiene apoyo puede caer, mientras que en mejores circunstancias podría permanecer firme, aun ante tentaciones fuertes. Con esto no afirmo que deban aislar a sus hijos de las realidades del mundo. Ellos deben estar preparados para lo que ha de venir. Pero parte de esa preparación es protegerlos del ataque antes de que estén armados para la lucha.
55.- Considero oportuno hacer aquí una digresión que ayudará al tema. La disciplina en los niños ¿Alguna vez se han preguntado cuál es la utilidad de la disciplina en los niños y las niñas? Suponer que se trata solamente de corregir la conducta en la niñez o establecer mecanismos para que las personas menores de edad se conduzcan u obedezcan ciegamente las reglas estipuladas, sería abordar, burda y superficialmente, el tema. La disciplina es la oportunidad para hacer partícipes a los menores de su propio desarrollo y para que aprendan a interactuar en la sociedad de la que son parte. Es también la forma de proveerles las herramientas necesarias para que sepan valorarse a sí mismos y a las personas que los rodean. La disciplina permite que los menores puedan crecer con seguridad y serenidad hacia la madurez y cultivar el autodominio y la autoexpresión, la autovaloración y la obediencia. “Padres, no exasperen a sus hijos, sino edúquenlos según la disciplina e instrucción del Señor” (Ef 6,4). 56.- Existe un estilo de disciplina a la que algunos llaman: disciplina asertiva, ésta pretende observar a Dios como modelo de un padre tierno y compasivo. Refuerza la disciplina como un valor constante para el bien del niño o la niña, pero acompaña esta actitud con misericordia y gracia. Apoya y valora a las personas menores de edad tanto en lo moral, como en lo personal, lo emocional y lo espiritual. Definitiva-mente, esta es la clase de disciplina que como cristianos estamos llamados a seguir y aplicar. 57.- La instrucción y la disciplina no son una invención de la psicología moderna; son parte del propósito de Dios. Podemos verlo claramente en las escrituras: ‘Corrige a tu hijo mientras aún hay esperanza; sino tú serás responsable de su muerte’ (Prov 19,18). ‘Instruye al niño en el camino correcto, y aun en su vejez no lo dejará’ (Prov 22,6). ‘Disciplina a tu hijo, y te traerá tranquilidad y alegría’ (Prov 29,17). ‘Hijos, obedezcan a sus padres, porque esto es justo. Honra a tu padre y a tu madre -que es el primer mandamiento con promesa- para que te vaya bien y disfrutes de una larga vida en la tierra´ (Ef 6,1-3). 58.- La disciplina cristiana, aplicada a la niñez, considera todos aquellos valores fundamentales que permiten un desarrollo integral sano y equilibrado. Los niños son personas en proceso de crecimiento, lo cual implica que están descubriendo su entorno particular. Es en esta etapa cuando más necesitan una sana disciplina que les permita reconocer sus límites y les aporte seguridad. 59.- «Aun en medio de las dificultades, hoy a menudo agravadas, de la acción educativa, los padres deben formar a los hijos con confianza y valentía en los valores esenciales de la vida humana. Los hijos han de crecer en una justa libertad ante los bienes materiales, adoptando un estilo de vida sencilla y austero, convencidos de que 'el hombre vale más por lo que es que por lo que tiene'» (Familiaris consortio, 37).

Cine y literatura

60.- Tampoco creo que a los chicos se les deba permitir ver películas de dudosa moral. La responsabilidad de los padres es protegerlos. Les pongo un ejemplo: ¿Dejarían que su hija de trece o catorce años tuviera contacto con un hombre de treinta de quien sospechan que trata de seducirla? Creo que la protegerían de ese mal. Pues entonces también deben protegerla de que vea esto en una película, ya que lo anormal y perjudicial se irá fijando en su imaginación y pulsiones, debilitando su capacidad de resistencia al mal.
61.- En sus hogares no manejen la estrategia de la prohibición de lo que consideran nocivo, pero hagan todo lo posible para que sus niños y adolescentes lo eviten. La razón es sencilla, y propónganse: Queremos que nuestros hijos aprendan a apreciar la buena literatura, de la cual hay abundancia. ¡Cuando lo logren, no leerán basura!

Música

62.- En cuanto a la música para adolescentes, en algunos casos la letra y la música son sencillamente terribles. Quizá no podremos prevenir que la escuchen en otras partes, pero podemos trabajar para que no la oigan en casa.
Cuando yo era adolescente era más fácil para mis padres controlar la música que escuchábamos nosotros, pero ahora, con los walkman y los discman, se hace más complicado. Sus hijos suelen traer a sus amigos a la casa para escuchar juntos sus músicas preferidas. Ellos saben bien que, ni solos ni acompañados, a ustedes les parece bueno que escuchen música sugestiva hacia el pecado, la violencia y los criterios anti vida. Para eso no sólo "den órdenes" de qué, sí, y qué no se puede escuchar en casa, sino tómense la molestia de sentarse con ellos y con sus amigos a charlar sobre los contenidos musicales. Si se quieren ganar la confianza de sus hijos tienen que mostrarse amistosos también con sus amigos. Así, ellos apreciarán y darán crédito a sus opiniones cuando hablen de otros temas.
Puede que a los hijos les cueste aceptar las limitaciones de la música, pero eso pasará con el tiempo y causará menos daño que los efectos de la música mala.
63.- Es obvio que son los niños y los adolescentes quienes deben aprender a elegir lo que ven, leen y hacen y que sus papás no son los únicos que influyen sobre su formación. Pero está claro que no tienen que aprender necesariamente de experiencias traumáticas. Ellos comienzan a elegir desde que nacen, por eso la responsabilidad de los padres es inculcar, con el ejemplo y las palabras, valores morales y protegerlos de las influencias nocivas, hasta tanto tengan la madurez para enfrentarlas con criterios sanos y propios.
64.- No pierdan de vista que los adolescentes también están expuestos a malas influencias espirituales, las cuales pueden marcar negativa y definitivamente la vida de la persona. La adolescencia es la edad en que prima el idealismo. Es cuando, a pesar de su aparente sofisticación, el adolescente es muy inocente. El adolescente expuesto a malas influencias espirituales corre grave peligro, a menos que conozca a Dios y esté cimentado en la verdad. Hay adolescentes bien plantados en la verdad, que saben elegir bien. Pero a los demás, aconsejo que les digan algo así: "Preferiría que no fueras, y éstas son las razones: Creo que esto es una influencia espiritual muy mala; no es de Dios y no quiero que te expongas a ella". Si él objeta y protesta, puede que usted no consiga detenerlo, pero al menos lo habrá intentado. Algunas veces fracasarán, pero no habrán muerto en el intento, pues su responsabilidad es actuar y dejar los resultados al Señor.

La pornografía

66.- Ésta se ha vuelto moneda corriente y se la respira con naturalidad, especialmente por los medios que la difunden, hasta medios educativos y pseudocientíficos.
Considero que un papá y una mamá con un cierto grado de instrucción y experiencia de vida sacarían la conclusión de que una persona no puede exponerse a ella sin que afecte su mente. En muchos ambientes de nuestra patria (y de esto doy fe de mis años adolescentes por testimonio de algunos de mis propios compañeros) se piensa que el padre debe "iniciar" a su hijo varón en las relaciones sexuales, por lo que no pocos padres contratan prostitutas para que "inicien" a sus hijos en las relaciones sexuales. ¡Si supieran ellos cuánto daño ocasionan a sus hijos y a los futuros matrimonios de éstos!
67.- De corazón les pido que no permitan que los niños estén expuestos a cosas degradantes. La mentira del diablo es que la experiencia lo hace a uno más sabio. La realidad es que la experiencia destruye si uno no tiene la madurez para manejarla. El diablo dice que experimentar con el sexo está bien porque una vez que uno lo hace, de alguna manera, ha madurado. Pero no es así. Además, él quiere convencernos de que cuando algo se hace frecuente, entonces ya no tienta. Fíjese cómo terminaron los de Sodoma y Gomorra por practicar el pecado con mucha frecuencia. Mire cómo han terminado las sociedades históricas que se han relajado en sus prácticas morales. La frecuencia del pecado, lejos de cauterizarnos, nos habitúa a él, viendo como "normal" lo que en verdad es distorsión de lo normal.

La Mundanidad

68.- Nuestra sociedad está infectada de mundanidad, relativismo moral, hedonismo y permisivismo. No subestimen la acción sutil del demonio para malograr sus buenos esfuerzos en la educación de sus hijos. Estoy seguro de que si hubiera una epidemia de polio, gripe A o tifus, tratarían de que no se expusieran al contagio. De la misma manera, deben hacer todo lo posible por protegerlos de la epidemia de inmoralidad, pornografía, mentira, consumismo, adicciones, abortos e indiferencia religiosa.
69.- Ésa es la razón por la cual creo firmemente en el valor de las buenas escuelas cristianas. Algunos las llaman despectivamente "invernaderos espirituales", donde los estudiantes no tienen que enfrentar la realidad. Sin embargo, la verdad es que cada día son atacados cruelmente por la realidad. Necesitan un refugio en la escuela, tanto como en el hogar, donde se les recuerde los valores cristianos y las normas morales de Dios.
70.- No creo que los niños y adolescentes tengan que estar constantemente mojados para comprender que la humedad les hace mal. No tienen por qué beber para conocer los peligros del alcohol, ni tomar drogas para advertir los peligros de los estupefacientes, ni vivir la experiencia de cualquier otra conducta destructiva común en el mundo para aprender que es perjudicial.
71.- Por supuesto que si no se les enseña adecuadamente, los hijos corren el peligro de convertirse en "cristianos de invernadero", incapaces de manejar el mundo que los rodea. Por esa razón sugiero que, a una temprana edad, los padres se ocupen de la educación sexual para ayudar a sus hijos a comprender sus cuerpos y a apreciar la enorme bendición que tendrán a disposición de ellos si logran entrar en el matrimonio sin haber caído en las híbridas relaciones sexuales antes de casarse. Ellos necesitan saber que el sexo es algo hermoso, y no para ser prostituido y denigrado en algún rincón oscuro, en una borrachera o por efecto de las drogas. Aun aquel adolescente que está lejos de estos males extremos, también necesita saber acerca de los traumas, resentimientos y problemas que pueden aparecer en sus relaciones matrimoniales futuras por haber practicado el sexo irresponsable con su novia, y cómo puede perder placer futuro por querer anticiparlo indebidamente.
72.- Los niños y adolescentes necesitan que les digan las consecuencias de violar las leyes de Dios. Los padres deben ser muy honestos con sus hijos. Han de hablar abiertamente sobre el cuerpo humano, conversar con sus hijos sobre la realidad del sexo y puntualizar las consecuencias de las relaciones sexuales fuera del matrimonio. Los padres también tienen que hablar del efecto de las drogas sobre el cuerpo. Y han de animar a sus hijos a leer buena literatura, escuchar buena música y evitar todo lo que contamina el cuerpo, la mente y el espíritu.
73.- La Palabra de Dios enseña que somos lo que pensamos. Por eso es imprescindible que planifiquen con cuidado una agenda para sus hijos, determinando cuántas horas por día dedicarán a juegos creativos y a otras actividades como familia. Esto lleva tiempo, energía y programación; pero es preferible a tener el televisor o la computadora como compañero. ¿Qué puede ser de mayor preocupación para ustedes como padres que estar atentos a lo que llena la mente de sus hijos? Tal inversión dará ricos dividendos que durarán y harán fecunda toda una vida, única e irrepetible.

La magia de la palabra en la formación de los hijos

74.- Existen palabras que nunca se olvidan, muchas de ellas marcan la vida de un ser humano, sea para bien o para mal. Es necesario reflexionar sobre esto, ya que una palabra puede llegar a tener mucho poder en la vida de sus hijos. En un segundo es posible destruir lo que tanto se ama. Por ejemplo: “¿Acaso no puedes hacer nada bien?” O “¡Bien hecho, te felicito, lo vas a lograr!”… Pocas palabras pueden hacer la diferencia.
75.- Es frecuente olvidar el valor de los obsequios, pero hay palabras que no se olvidan fácilmente, que se recuerdan toda la vida. Son palabras que van perfilando la identidad: ‘Si eso significo para mi papá, eso soy’.
Cuantas veces bajo los efectos del enojo, o el cansancio, lanzamos expresiones hirientes como: “¡No sabes hacer nada!” Estas palabras, para los adultos, no son más que expresiones de enojo o frustración, pero para el niño son un recuerdo perenne de la desaprobación de sus padres, de sentirse ridiculizado por aquellos a quienes tanto ama.
76.- Muchas veces el adulto desestima la forma en que expresa el amor hacia un niño, porque le resulta difícil comunicar sus sentimientos, ignorando de esta manera, que las palabras pueden marcar la diferencia.
77.- El enojo, la prisa, el cansancio, el rencor, la envidia y la ira hacen decir cosas sin sentido que lastiman a quienes amamos. Contrariamente, palabras como: ‘perdón, lo siento’, pueden obrar maravillas en nuestras relaciones con los demás y en la forma en que ellos se valoran a sí mismos.
78.- La autoestima es la percepción que tienen las personas sobre sí mismas. Dice del mucho o poco aprecio que se tienen. Si está conforme con su apariencia física, inteligencia, comportamiento y habilidades. El niño comienza a desarrollar la autoestima a muy temprana edad. Si papá y mamá hacen un buen trabajo, el niño crecerá con un gran amor propio y le será fácil aceptarse tal cual es. La herramienta para forjar una buena o baja autoestima son las palabras.
79.- Una palabra tiene el genio de calar hondo en las emociones y de crear imágenes que refuerzan o lastiman el amor propio. Es importante ayudar a los hijos a ser capaces de percibir más allá de su aspecto físico o sus logros académicos y propiciar que se conozcan a partir de sus atributos particulares y del valor intrínseco que como persona tienen. Para eso es necesario cuidar cada palabra, cada silencio y cada gesto.
80.- Decidan dirigir palabras llenas de amor y de respeto a sus hijos, resaltando continuamente sus habilidades, con el fin de que logren una mejor aceptación de sus limitaciones. No involucren a sus hijos en los conflictos matrimoniales para que no salgan heridos. Nunca los descalifiquen ni los humillen. Jamás abusen físicamente de ellos, ni impongan arbitrariamente su voluntad.
81.- ¿Cómo se mina el amor propio de un hijo?
Proporcionando un ambiente familiar lleno de pleitos, alcoholismo, gritos, malos ejemplos, etc… Agrediendo física, verbal y psicológicamente… Negándole tiempo para hablar con él… Haciendo promesas que no se cumplen… Culpándolo de su comportamiento sin analizar las razones que lo llevaron a ello.
La forma de expresión, las palabras que se usen y el tono de voz empleado determinará la percepción que el niño tenga del mensaje y su valor como persona.
82.- Los padres que favorecen la comunicación con sus hijos
*Se muestran abiertos para que el hijo exprese pensamientos y sentimientos.
*Controlan el enojo y la ira ante las faltas cometidas por el niño.
*Utilizan correctamente el nombre de cada hijo evitando apelativos hirientes.
*Garantizan que cada hijo será escuchado en el planteamiento de su defensa.
*Aseguran el diálogo permanente con sus hijos.
*Expresan afecto a sus hijos, con abrazos, caricias y halagos sinceros.
*Respetan la manifestación de criterios.
*Analizan las razones que motivaron un comporta-miento incorrecto, y buscan juntos la solución al problema de sus hijos.
83.- Sólo a través de una comunicación abierta y respetuosa es posible formar niños con un gran amor propio, y un sentimiento real de amor, aceptación y comprensión.
El significado de las palabras, el tono y la actitud con la que nos dirigimos a los hijos, definirán en gran medida el valor que se otorguen ellos mismos. Es importante evaluar estos aspectos para determinar si construimos o deformamos sus vidas.
84.- Es necesario tener en cuenta los recuerdos negativos y positivos de los hijos. Éstos son acontecimientos que han marcado sus vidas y permitirán revisar muchas actitudes:
85.- Recuerdos negativos:
-“Me gritan sin razón alguna. Dicen que mi opinión no es importante.
“A cada rato señalan mis debilidades y fallas”.
-“Nunca me dicen te amo, ni me demuestran afecto. Nunca me dan las gracias cuando hago un favor”.
-“Me retan. No me consideran como una persona que siente, piensa y tiene criterio propio. Sólo ven mis errores, no valoran mis logros”.
-“Me ridiculizan delante de mis amigos y eso me duele mucho”. “Me ven incapaz”
-“Me dicen que soy un fracaso y ya llegué a creerlo”.
86.- El lenguaje abusivo destruye, resta libertad a la hora de actuar, menoscaba el valor de la persona, hace aflorar la timidez y causa dolor. Es posible revertir el daño causado, tomando conciencia de las actitudes negativas, modificando las reacciones y pidiendo perdón.
87.- Recuerdos positivos:
+“Mis padres toman tiempo para escucharme, lo que me hace sentir seguro”.
+“Me agrada cuando me permiten explicar mi punto de vista”.
+“Cuando mis padres discuten, cuidan su tono de voz, así me siento respetado”.
+“Mis padres saben admitir cuando se equivocan y suelen decir, lo siento”.
+“Siento que mis padres me aman cuando se aman entre ellos”.
+“Suelen decirme los rasgos buenos de mi carácter y de mi manera de ser”.
+“Son amigos de mis amigos”.
+“Siempre están presentes para ayudarme a pensar cuando debo tomar decisiones”.
+“Me hablan abiertamente y con delicadeza acerca de mi sexualidad y me han ayudado a establecer límites al respecto”.
+“Mis padres han sido un buen ejemplo para mí”.
+“Mis padres no se creen perfectos y saben identificarse con nosotros”.
+“Nunca me comparan. Siempre dicen algo positivo de mí, aún en mi ausencia”.
+“Mis padres dejaron de usar un sobrenombre que realmente me hería”.
+“Me gusta cuando me dicen, “te amo”, me hace sentir seguro”.
88.- Las palabras positivas producen aceptación, valor, desarrollan confianza, elevan la estima, forjan un carácter afable y marcan un destino prometedor.
89.- El hogar en el que los padres han decidido desarrollar un lenguaje positivo tiene las siguientes características:
1. El ambiente del hogar es positivo, domina la palabra positiva y amorosa.
2. Cada miembro es valorado y aceptado por ser quien es. Impera el respeto por las características indi-viduales de cada uno.
3. El proceso de comunicación es saludable, abierto y directo entre todos los miembros de la familia.
4. Los niños y adolescentes son criados de modo que puedan madurar, sintiéndose amados, aceptados, apreciados, seguros y respetados.
5. Los miembros de la familia pueden reír, disfrutar, compartir esperanzas, sueños, temores e intereses unos con otros, con gran aceptación.

Los Hijos y la Familia

90.- La Familia, institución tan respetada en el pasado, se encuentra en la actualidad en crisis y muy atacada desde distintos ángulos. Debido a esto el Papa Francisco ha convocado un sínodo extraordinario para reflexionar más a fondo sobre los problemas que hoy agobian a la Familia, ya que en los últimos años hemos visto una declinación alarmante de lo que consideramos la familia tradicional, y creo que gran parte del problema es de origen espiritual. En algunos países el 50% de los matrimonios terminan en divorcio. En América Latina la situación es alarmante, llegando en algunos casos al 60%. Como resultado muchos niños viven en hogares mono-parentales, en hogares infantiles, asilos, orfanatos y en la calle.
91.- Ante esta cruda y triste realidad, muchos padres cristianos claman por ayuda. Abundan las influencias en nuestra sociedad que tienen un efecto negativo sobre la familia, y la pregunta es: ¿cómo ayudan los padres a sus hijos sin atrofiarlos socialmente?
92.- Las personas de los padres inciden en ellos como ninguna otra persona o cosa podrá hacerlo. Lo que el padre y la madre sean, significará el modelo más grande que ellos tengan. Hay una ley primaria en comunicaciones que dice: "Es imposible no comunicar". Aun cuando uno no diga nada, ya está comunicando. De igual forma, los padres en sus hijos. Aun cuando falte por completo, ya está influyendo. Esto de la influencia de los padres en los hijos no es un invento de Freud, de Roger, de Jung ni de cualquier otro estudioso de la psique, sino una realidad denunciada desde hace siglos.
¿Para bien? ¿Para mal? ¿En algunas cosas para bien y en otras para mal? ¿Qué están asimilando día tras días los hijos de la persona del papá y de la mamá?
Si los papás trabajan en ellos mismos para ser un mejor hombre y una mejor mujer, cada día, estarán haciendo la mejor inversión en orden a formar a sus hijos.
¡Den buenos ejemplos a sus hijos! Porque de los malos tienen de sobra.

Machismo y feminismo

93.- Es una constante escuchar que nuestra cultura es muy machista y eso la ha deformado en muchos aspectos. Como contrapartida surgió el movimiento feminista, que en lugar de mejorar las cosas está influyendo negativamente sobre la familia, ya que desconoce o busca eliminar cuestiones que son fundamentales para el retorno de la familia a sus bases cristianas. Ejemplo significativo de esto es su postura en pro del aborto, la anti-concepción, la crianza mono-parental de los niños, el amor libre, la cosificación del hijo, ya que se preconiza el derecho ‘al’ hijo, relegando los derechos ‘del’ hijo; también prioriza la realización personal de la progenitora y no su entrega total para con el hijo.
94.- El machismo y el feminismo encontraron en los medios de comunicación masiva su mejor aliado para difundir sus nefastos y mezquinos criterios. La televisión presenta mayor-mente una imagen mala de la familia. Casi todos los pro-gramas van dirigidos al soltero, al individuo; hay pocos programas para familias. Otros muestran demasiada violencia, concupiscencia de los ojos, consumismo, vanidad, despilfarro, o simplemente son anticristianos en los valores que preconizan y premian.
95.- Por tanto, si se quiere fomentar nuevas relaciones con los hijos, se debe identificar las influencias negativas de la sociedad en la propia situación familiar. Pero no basta identificarlas: ¡se tiene que tomar medidas! Por ejemplo, si la TV es un problema de peso, apáguenla más frecuentemente o limiten su uso. Vean sólo lo que piensan que son programas sanos, y mírenlos con sus hijos.
96.- Adquieran el hábito de conversar con sus hijos sobre lo que pasa en el mundo (temas como la belleza de la sexualidad del varón y de la mujer y su natural complementariedad, el origen del Universo y del hombre, su vocación a la trascendencia, la religión, la fe, el matrimonio, la fidelidad, la familia, la Iglesia, los amigos, la responsabilidad, el trabajo, el estudio, la diversión, la anticoncepción, el aborto, el amor libre, etc.), y luego miren programas y lean libros que tratan dichos temas. Así sus niños y adolescentes ya estarán preparados para escuchar hablar de estos temas y discernir qué es acorde a sus convicciones o lo que desentona. Si toman tiempo para educar a sus hijos sobre distintas filosofías que circulan en el medio, ellos podrán filtrar muchos programas de televisión, sin tener que recibir a cada rato indicaciones de parte de los mayores.
97.- No tengan miedo de conversar, después de un programa o película, con sus hijos adolescentes el punto de vista cristiano de lo que acaban de ver: ¿Qué mensaje tenía el programa? ¿Qué problemas morales surgieron? ¿Cómo los resolverías tú?... El método usado por el personaje principal para resolverlo, ¿es válido como para ser imitado?
98.- Este tipo de formación debe darse en los hogares y estar a cargo de los padres, no de las escuelas ni de programas estatales, que suelen ser anodinos, ambiguos o suspicazmente direccionados. En la medida en que los papás trabajen con sus niños y adolescentes para desarrollar críticamente en ellos un punto de vista cristiano, muchas de las influencias negativas de la sociedad irán quedando atrás. Es probable que no se libren de todas, pero estarán encaminando a sus hijos en la dirección que corresponde.

Niños con capacidades diferentes

99.- Cuando pensé incluir este apartado me dio un poco de resquemor, pues existen muchos prejuicios y porque me considero un rudo para abordarlo; sin embargo, estoy con-vencido de que no debería representar ningún problema la inclusión de un niño con capacidades diferentes o disminuidas, en cualquier ámbito, mucho menos, en un grupo cristiano. Una mirada a vuelo de pájaro me percata de que aún algunos adultos encargados de la educación cristiana, no están lo suficientemente conscientes de la importancia del tema. La educación integrada de todos los niños es un primer paso esencial para cambiar actitudes que hacen acepción de personas. A veces creemos que sacrificamos a otros niños al obligarlos a compartir actividades con niños diferentes, aunque creo que todos salen ganando al final... ¿Quién puede medir el grado de riqueza interior que podemos obtener al ejercitar paciencia, al aprender a valorar los progresos, por pequeños que sean, de nuestro compañero discapacitado? Tampoco sabemos si en la vida trataremos de cerca personas así; y, por tanto, es bueno estar preparados, aunque sea mínimamente. Defiendo y promuevo la integración escolar y en todo tipo de actividades. Desde el punto de vista del niño discapacitado, el integrarse, aunque tenga escollos que vencer, va a ser un logro tal que en sí solo ya es un triunfo. Pero atendiendo a los aspectos prácticos de la integración, sabemos que se pueden presentar las más varia-das situaciones. Desde el hiperactivo hasta el insatisfecho, pasando por el que creemos que no entiende nuestras expresiones o nuestro lenguaje. El educador debe tener sumo tacto y sabiduría para no perder ninguno de estos pequeños. Estudiando la Palabra de Dios advertí que ningún momento, en que se alude a personas en general o a niños en particular, los trata diferentemente. Por el contrario, se alimenta claramente la idea de que los más necesitados de-ben ser los más favorecidos.
a) Niños hiperactivos
100.- El niño que se mueve constantemente, lo hace por una necesidad interior de descargar su energía. Para que esa actitud no perjudique tanto a sus compañeros, en cuanto a distracción se refiere, empleemos esa energía en favor del grupo: ese hiperactivo será el que entregue las hojas, recoja los lápices, cierre la puerta, sostenga las láminas o cualquier otra tarea que nos ayude y en la que se sienta útil.
b) Niños conversadores
101.- No siempre debemos hacerlos callar. Si eso sucede se sentirán frustrados e intentarán llamar la atención hablando aún sin permiso. Deberemos propiciar ocasiones en las que les demos la palabra y los dejemos hablar sobre lo que ellos saben de la lección, lo que sucedió en sus casas, etc. a fin de que ese niño conversador sienta que él es a quien se escucha; luego, vendrá su turno de escuchar a otro. Otra alternativa que se puede emplear es la charla en privado con él. Sin amenazas, será conveniente tratar de conocerlo, de saber qué sucede en su vida, cuáles son sus sentimientos y, a la vez, permitirle que conozca al educador. Ahorraremos mucho tiempo y esfuerzo si le manifestamos qué sentimos por él y cómo nos sentimos frente a sus actitudes, enseñándole, de este modo, el valor del respeto mutuo.
c) Niños que molestan a otros
102.- Todos han de saber que hay límites que respetar. Nadie tiene derecho a molestar a otros y nadie tiene por qué soportar ser molestado. Claro que estas reglas las podemos entender si estamos bien mentalmente y no nublados por emociones como la ira, el enojo, el rencor etc. En la mayoría de los casos, los niños reaccionan bien si los llamamos aparte y les hablamos con franqueza cuando no están ofuscados. Enfrentarlos con la realidad, hacerles ver todo lo que pueden perder si continúan en su camino de ofensas. Muchas veces, la razón de molestar o herir a otros se debe al deseo de ocupar su lugar o poseer alguna de sus características. También, al llegar a cierta edad en la que empiezan a sentirse atraídos por el sexo opuesto, quieren llamar la atención molestando a otros, pues no manejan otra forma de lograrlo.
103.- Para frenar esta patología es muy importante educar a los niños, desde su nacimiento, en el respeto de los límites. No hay peor decisión que la que un adulto tenga miedo a poner normas, por temor a perder la confianza de los hijos o educandos. La experiencia me dice que si no ponemos límites, los perdemos de todos modos, y aún peor, perdemos a otros niños que se sienten agredidos. Recojo las palabras del reconocido James Dobson en su libro “Atrévete a disciplinar” cuando dice: “¿Cómo enseñarles el respeto a Dios si permiten que el caos reine en su casa? Cuando un niño molesta, perturba y altera el orden en un encuentro de catequesis, hay que llamarlo aparte y exhortarlo con firmeza… Es imposible aprender nada en un ambiente de desorden, sea en el hogar, la escuela o la iglesia. Una actitud permisiva hacia la anarquía del grupo es la mejor forma de garantizar el fracaso de todos nuestros objetivos”. Es obvio, aunque no se cumple ordinariamente: que el adulto primero intente emplear todos los métodos persuasivos para llegar al corazón del niño, lo cual creo muy probable si acompañamos nuestras actitudes con oración y amor.
d) Niños tímidos
104.- La timidez puede causar varios efectos: dificultad para expresarse, incapacidad para permitir que lleguen a su corazón, retraimiento, aparente indiferencia. El niño tímido generalmente por temor a ser herido, crea una coraza a su alrededor. Recuerdo haber padecido este mal durante unos años de mi adolescencia; es muy triste estar pensando ¿Cómo me verán? ¿Me aceptarán, se reirán si hago esto o aquello? ¿Agrada mi voz? La timidez puede llegar a paralizarnos aun físicamente. Si el niño tímido se encuentra frente a un adulto que no lo comprende o que lo expone ante otros o a situaciones difíciles, seguramente agravará su problema y no contribuirá en nada a facilitar la relación niño-adulto, ni, al acercamiento al Señor Jesús, que es nuestro objetivo final. Es de caridad, tener mucho cuidado y delicadeza en el trato con un tímido, pues suele ser afectado por nuestras palabras o acciones en un mayor grado que el común de los niños. Al ser más sensible, no es recomendable llamarle por apodos o características físicas, por ejemplo “gordito”, “pecoso” o similares, pues no sabemos si le agrada o no. Tampoco debemos exponerlo a actividades en las que deba ser el centro de atención. El niño necesita fortalecer su autoestima, pues la timidez es causada por inseguridad en sí mismo. La timidez no se supera de un día para otro, es un proceso complejo. Al tímido hay que hacerle notar que puede confiar siempre en nosotros, y sobre todo, en Dios.
105.- Algunos consejos para ayudar a los niños a ser generosos:
1. Hay que enseñarles, desde pequeños, que ninguno de los bienes materiales que poseen les pertenece plenamente. Por lo tanto, no tienen derecho a romper los juguetes que les han regalado. 2. Ponerles por cierto que los padres tampoco tienen como propios estos bienes. 3. Acostumbrarlos a que compartan juegos, juguetes, útiles de trabajo, libros, etc. 4. Los padres tienen que ser generosos en el tiempo que dedican a sus hijos para ayudarlos en sus estudios, para descansar con ellos, etc. Nunca “echarles en cara” esta disponibilidad. ¡Muy importante ejemplo de entrega a los demás! 5. Los chicos, desde pequeños, deben ser generosos con su tiempo. Habrán de aprender que, a veces, tendrán que dejar un trabajo o el mismo estudio, un encargo, para atender otro más importante. 6. Además de los pequeños servicios que les soliciten para contribuir con la convivencia familiar, es muy adecuado asignar algún cometido fijo, asequible a la edad de cada hijo, que suscite su sentido de responsabilidad y suponga un pequeño vencimiento (detalles de orden material, cuidado de alguna zona de la casa, atención de algún hermano menor, etc.). En todo caso, conviene tener flexibilidad en los encargos. Es más importante fomentar la unidad y el mutuo servicio que el estricto cumplimiento de un encargo concreto. 7. Enseñarles a mirar la Cruz, cuando les cueste entregar algo. Al fin y al cabo todo lo que tienen lo han recibido de Dios. La entrega de Cristo en la Cruz es nuestro ejemplo. 8. Desde pequeños hay que sembrar en sus corazones y en su memoria las razones últimas que mueven a un cristiano a comportarse de un modo concreto y determinado. 9. Deberá obrarse con mucha prudencia en las expresiones y conversaciones que ensalzan o añoran la consecución de los bienes materiales o los triunfos estrictamente humanos y que, especialmente, aparecen cuando se aborda el tema de las carreras profesionales. 10. A los padres pido constancia en el fomento de la generosidad. Aunque les parezca que no se avanza nada, en realidad, se está encauzando una tendencia natural -el instinto de conservación-, deteriorada por el pecado original. 11. Cuidar que una parte del dinero que reciben los hijos sea usado para obras de caridad. 12. Los padres deberán enseñar a sus hijos desde pequeños a ser agradecidos. El agradecimiento nos lleva a corresponder y a ser generosos con quien primeramente nos ha hecho el bien. 13. Acompañados por sus hijos, harán obras de misericordia corporales. De este modo, el contacto con los que sufren, con los marginados será, además, el mejor antídoto contra el aburguesamiento.
106.- Y para cultivar las virtudes de la Fortaleza y la Templanza: 1. Los papás han de revisar periódicamente las costumbres de la familia con relación a la fortaleza y la templanza de todos sus miembros. 2. Cuanto más cuiden los padres sus salidas nocturnas y llegadas tardías, facilitarán a los hijos la adquisición de los mismos hábitos, tan útiles, ya que la noche no es buena consejera. 3. Es bueno que los padres tengan en casa reuniones con amigos, que les ofrezcan algo, aunque con sobriedad: ¡puesto que los hijos se dan cuenta! 4. Tener en la despensa y la heladera lo imprescindible y lo más saludable. 5. Buscar sustitutivos más baratos en algunos alimentos, y que los chicos lo sepan. 6. Programar menús con ingredientes que gustan menos o no gustan. 7. Enseñar que se sirvan la comida sin elegir lo mejor o lo que más les guste. 8. Animarlos a que no desprecien la comida y que sean sensibles con los que padecen hambre. 9. Que aprendan a no dar importancia a una situación de escasez, incomodidad, etc. 10. Explicar siempre el porqué de la reciedumbre y cómo se hace para ser sobrios. 11. Las exigencias de los padres hacia los hijos, deben tener siempre una justificación racional y sobre-natural; a la vez, amable, aunque no la pidan, para que la puedan asimilar y aceptar. 12. ¡Cuidado con las prendas de vestir!, es necesario que ayuden al pudor. Si hay varios hermanos, que los menores se acostumbren a "heredar" con alegría de los mayores, como en otras épocas. 13. Evitar que la moda los esclavice. Los pequeños no tienen capacidad de elegir, por eso los padres cuiden de no "proyectar" en los hijos, sus deseos de estar a la moda. 14. Que los niños cuiden su ropa: doblarla, guardarla y prepararla para el día siguiente. 15. Que se enteren del precio que tiene la ropa que les compran. Importa más la calidad que la marca. 16. Ante una enfermedad o un dolor, que no se obsesionen con su cese inmediato, sino que sepan aceptarlo, ofrecerlo y vivirlo desde la fe: “cumplo en mi carne lo que falta a los padecimientos de Cristo” (Col 1,24). 17. Permitir que desde niños sepan de renuncias, privaciones y sacrificios. Animarlos a vivir con alegría las molestias y contrariedades. 18. Exigirles constancia en sus tareas domésticas y escolares, aprovechando el tiempo. 19. Favorecer las actividades lúdicas y deportivas que les exijan sacrificios y constancia. 20. Que sepan priorizar los encuentros o salidas con toda la familia. 21. Dar mucha importancia a la lucha para vencer los defectos de carácter, y al entrenamiento para tolerar “el mal genio” de los demás. 22. Los padres deben tratar de no quejarse, ni ante sus amigos más íntimos, de los trabajos, molestias y demás inconvenientes que acarrean los niños, adolescentes o jóvenes. 23. La generosidad cristiana de los padres no se agota en traer hijos al mundo y criarlos, sino que real-mente se evidencia en el esfuerzo que ponen para educarlos como buenos ciudadanos y auténticos discípulos de Jesucristo y miembros de la Iglesia.

Conclusión 
Con gozo de padre y pastor me puse a escribir esta carta pastoral, como servicio a tantos padres y madres que hoy se debaten entre alegrías y angustias en la más noble de las tareas humanas como es la de educar a los niños y adolescentes, y como homenaje a mis papás que me ayudaron con excelencia a ser lo que soy. Podría ser mejor si hubiera escuchado más, pero en eso juega un rol importante la libertad de cada uno, que es lo que más cuesta aprender a manejar. Pero ahí está Dios Padre, que con su Gracia va ayudando, sanando y fortaleciendo nuestra humana fragilidad. Espero que los haya animado con estas reflexiones a responder activa y firmemente a la invitación que les hago a aprovechar al máximo este año dedicado a los niños y adolescentes, puesto que ellos los necesitan, y muchísimo. Nunca será suficiente lo que hagan por ellos y con ellos. El mundo adulto se ha vuelto muy cruel e insensible con las reales necesidades de esta franja etaria de la sociedad. La ha convertido en un ‘negocio’ que deja suculentos dividendos a los mezquinos intereses económicos y a las perversas pasiones de no pocos. Sí, queridos padres y todos los actores de la sociedad, tenemos que recuperar los principios ortodoxos y ortoprácticos, inspirados en los valores humanos y cristianos, para poder revertir la caótica situación reinante y brindar, así, a nuestra niñez y adolescencia un presente digno y fecundo, de modo que el futuro sea más halagüeño para todos.
¡No se cansen de soñar y de luchar para que humanizadores ideales rijan de nuevo nuestras familias y sociedades! Por último, les propongo rezar personalmente, en familia, en los grupos, en las comunidades y en los templos la oración que transcribo en la ante última página.
Pongo este humilde aporte bajo la protección de la muy amada Virgen del Valle a quien ruego que nos acompañe, como lo hizo junto a su esposo san José en la educación de su Hijo Jesús, a ser verdaderos custodios de nuestros niños y adolescentes. ¡Así sea!

Mons. Luis Urbanč
8° Obispo de Catamarca