Camino a la Beatificación

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15 julio 2014

La comunidad de Santa Rosa de Lima recordó al Padre Sonzini a tres años de su fallecimiento

El lunes 14 de julio se cumplió el tercer aniversario de la muerte del Padre Santiago Sonzini, quien sirvió pastoralmente a la Parroquia Santa Rosa de Lima, en la ciudad capital. Con este motivo, el Obispo Diocesano, Mons. Luis Urbanc, presidió la Santa Misa en el templo parroquial, que fue concelebrada por el párroco, Pbro. Armengol Acevedo.  
Durante su homilía, el Obispo destacó que “al hablar del Padre Sonzini siempre se habla del sacerdote, del padre que se ocupó de los pobres. Cuántos niños y adolescentes han pasado y seguirán pasando por el comedor Mama Achachita para recibir su comida. Por eso, en este día, a todos nos tiene que llenar de alegría este ejemplo de vida. A los sacerdotes nos tiene que estimular a que si dejamos una huella en esta vida se diga: ‘Ha sido un hombre de oración, un hombre metido en su ministerio, que visitó a los enfermos, que
estuvo con los niños de la catequesis’. Ese es nuestro rol y ustedes, los laicos, nos tienen que ayudar en esta dimensión, para que el sacerdote sea sacerdote, y que los laicos hagan las cosas que como bautizados tienen que hacer. Porque el sacerdote está para las cosas de Dios, como dice hermosamente la Carta a los Hebreos: ‘Sacado de entre los hombres y puesto al servicio de los hombres en las cosas de Dios’”.

“Tenemos que recuperar el valor de la palabra Padre”

En otro tramo manifestó que en “el 3° aniversario de la partida de entre nosotros del Padre Sonzini, tenemos que asumir la tarea de recuperar el valor que tiene la palabra Padre y el compromiso que exige de parte de quien pronuncia la palabra. Es decir si decimos Padre debemos tratarlo como padre, cuidarlo como un padre, escucharlo, obedecerle como un padre”. Luego agregó que “la paternidad  espiritual del sacerdote es poderse brindar a los demás, cuidar la vida de los otros. Y qué bueno que del Padre Sonzini tengamos este recuerdo, de haber cuidado la vida de tantos niños y adolescentes. Esto es lo que todo sacerdote tiene que proclamar y vivir mostrando así la fidelidad a Dios. Solamente por este camino de la fidelidad se llega a la felicidad eterna. Pero no solo se debe pensar que la felicidad se recibe al final de los tiempos sino que ya se vive esa felicidad acá, cuando uno es fiel”.

“Por eso es importante  que nosotros en este día en que rezamos por el eterno descanso del Padre Sonzini, nos planteemos cuál es el aprecio que tenemos por nuestros sacerdotes, qué hacemos por  ellos. Y nosotros, los sacerdotes, cómo y cuánto nos esforzamos para imitar las cosas buenas de nuestros hermanos sacerdotes, de querer aprender de las cosas buenas que tienen”, expresó el Pastor Diocesano, exhortando a los fieles a “trabajar, desde nuestras familias, por las vocaciones sacerdotales y  de vida religiosa consagrada”.
Por último, Mons. Urbanc afirmó: “En este día tan lindo para nosotros, los sacerdotes, y para ustedes, los cuales muchos han sido las ovejitas pastoreadas por el Padre Sonzini, recordamos que la función del sacerdote es curar, tocar profundamente el corazón para sanarlo, purificarlo y así poder vivir como corresponde la vida cristiana. Le pidamos a Santa Rosa de Lima, que cuánto lo habrá protegido y ahora gozará el Padre Sonzini al lado de Ella en el cielo, que nosotros tomemos en serio el camino de la santidad. Que interceda por cada uno de nosotros para que siempre estemos a la par de Jesús y que con El vayamos caminando a la casa del Padre y nos encontremos un día con todos nuestros seres queridos en el cielo”.


Comedor Mama Achachita
Antes de la bendición final, el padre Armengol Acevedo invitó al presidente de la comisión del comedor Mama Achachita, Gilberto Filippín, para que comente como está funcionando el comedor.
En la oportunidad, recordó que los primeros pasos del comedor se dieron en el salón parroquial hasta que se terminó de construir el actual comedor en un terreno donado por una devota de Santa Rosa de Lima. En él se llegó a dar de comer diariamente a 300 personas, entre niños, adolescentes y estudiantes universitarios del interior de la provincia que no podían costearse la comida diaria.
Paulatinamente se fue implementando que la comida sea retirada para que coman en familia, siendo el Padre Sonzini el primer mentor de esta modalidad en muchos comedores de Catamarca.
“Cuando falleció el padre Sonzini la comisión se llegó a plantear cómo continuar con esta tarea ya que el motor era su presencia, sus consejos. Nuestro Obispo en la homilía nos dijo que Él está con Jesús y nos  atrevemos a decir que nunca se fue de entre nosotros, porque las ayudas materiales que recibimos llevan el sello ‘en memoria del Padre Sonzini’. Esto refleja el gran agradecimiento que sigue teniendo  la comunidad catamarqueña al Padre de todos, quien siempre decía: ‘No quiero ningún chico que tenga hambre, que todos tengan la panza llena y el corazón contento para que recen más’”, comentó el presidente de la comisión del comedor.

Finalmente agradeció a todos los que colaboraron con las ofrendas de arroz, fideo y el total del dinero de la colecta de la celebración eucarística, que fueron destinados al comedor.