Camino a la Beatificación

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29 noviembre 2013

Mucho fervor y emoción en el inicio de las fiestas de la Virgen del Valle

Con un templo desbordado de fieles, esta tarde se concretó la Solemne Bajada de la Sagrada Imagen dando inicio a las fiestas en honor a la Virgen del Valle, que culminarán el 8 de diciembre. La ceremonia fue presidida por el Obispo Diocesano, Mons. Luis Urbanc, acompañado por una gran cantidad de sacerdotes y religiosas, y contó con la presencia de las principales autoridades provinciales y municipales, encabezadas por la Señora Gobernadora, Dra. Lucía Corpacci y el Señor Vicegobernador, Dr. Dalmacio Mera; y el Señor Intendente de San Fernando del Valle de Catamarca, Lic. Raúl Jalil, respectivamente.
Un marco particular brindaron los abanderados y escoltas de colegios del medio y las agrupaciones gauchas, que engalanaron la celebración.
Las muestras de devoción y amor a la Morenita Virgen del Valle fueron evidentes en quienes se congregaron para presenciar la bajada de la Imagen desde el Camarín hasta el Presbiterio, desde donde presidirá el Novenario.
Durante su mensaje, Mons. Urbanc agradeció a la Virgen por acompañar a esta Iglesia Diocesana en el Año de la Juventud y “por el inestimable don de la Fe que, a lo largo de 13 meses, tuvimos presente, para valorarlo, fortalecerlo, profundizarlo, compartirlo y, sobre todo, para decirle a Dios y a los que nos rodean, que lo mejor que nos ha podido pasar es que seamos creyentes, discípulos de Jesucristo y miembros de la Iglesia. Este Año de la Fe ha sido la ocasión providencial para que, de aquí en más”.

Asimismo, pidió “a todos que acojan responsablemente en su corazón la temática que nos hemos propuesto trabajar en toda la Diócesis desde este ocho de diciembre, hasta el ocho de diciembre del año entrante: ‘la niñez y la adolescencia’”.
En otro tramo de su alocución se refirió al flagelo de la droga, afirmando: “En esta celebración, les ruego encarecidamente que nos pongamos en torno a Nuestra Madre para rogarle que en todos los niveles sociales y en cada individuo se despierte con fuerza una clara percepción del flagelo que está siendo, y si las cosas no cambian rápidamente, será peor en el futuro inmediato y mediato, el nefasto consumo y comercialización de la droga y estupefacientes. Son alentadores algunos signos, tanto en la lucha contra el comercio, como en el tratamiento de los
que ya están heridos, pero todavía no significa una clara y decidida acción conjunta de todos para destruir esta peste posmoderna, que jamás ningún bien aportará al mundo, todo lo contrario, sólo muerte, dependencias, pobreza, divisiones, injusticias, abusos, robos, enriquecimiento de unos pocos, desesperanza, inseguridad, deserción escolar, destrucción de la familia, los niños, adolescentes y jóvenes, vandalismo, analfabetismo y alejamiento de Dios”.
Las actividades de esta primera jornada continuaron con el rezo de la Novena y la Santa Misa de homenaje de los medios de comunicación a la Morena Virgen del Valle.

TEXTO COMPLETO DEL MENSAJE DEL OBISPO
Queridos Hijos de la Virgen del Valle:
Nuevamente nos congrega este tierno gesto de la entronización de la sagrada imagen de la Inmaculada Concepción en su trono; desde el cual presidirá y escuchará, con amor de Madre, las acciones de gracias, alabanzas y súplicas de sus devotos y peregrinos que, desde cercanos y distantes puntos de nuestra provincia y de toda la patria, llegarán a visitarla y a rendirle su homenaje filial.

En esta ocasión, como Iglesia Diocesana, estaremos agradeciendo a la sempiterna Joven Madre del Cielo porque nos acompañó y ayudó para llevar a cabo las actividades propuestas para el ‘Año de la Juventud’… Todos te decimos: ¡Muchas Gracias, Madre Bendita; nunca nos dejes,… te necesitamos,… te amamos!
Hemos de agradecerle también por el inestimable don de la Fe que, a lo largo de 13 meses, tuvimos presente, para valorarlo, fortalecerlo, profundizarlo, compartirlo y, sobre todo, para decirle a Dios y a los que nos rodean, que lo mejor que nos ha podido pasar es que seamos creyentes, discípulos de Jesucristo y miembros de la Iglesia. Este Año de la Fe ha sido la ocasión providencial para que, de aquí en más, cada uno se comprometa mejor con la construcción del Reino de Dios
en el mundo; para que reinstauremos todas las cosas, especialmente nuestras vidas, en Cristo; para que nos ocupemos de nuestros jóvenes con la sabiduría y caridad que nos prodiga la fe cristiana.
Sin embargo, les pido a todos que acojan responsablemente en su corazón la temática que nos hemos propuesto trabajar en toda la Diócesis desde este ocho de diciembre, hasta el ocho de diciembre del año entrante: “la niñez y la adolescencia”, inspirándonos en las palabras de Jesús: “dejen que los niños vengan a mí, no se lo impidan, pues de los que son como ellos, es el Reino de los Cielos” (Mt 19,14; Lc 18,16).
Pero, en esta celebración, les ruego encarecidamente que nos pongamos en torno a Nuestra Madre para rogarle que en todos los niveles sociales y en cada individuo se despierte con fuerza una clara percepción del flagelo que está siendo, y si las cosas no cambian rápidamente, será peor en el futuro inmediato y mediato, el nefasto consumo y comercialización de la droga y estupefacientes. Son alentadores algunos signos, tanto en la lucha contra el comercio, como en el tratamiento de los que ya están heridos, pero todavía no significa una clara y decidida acción conjunta de todos para destruir esta peste posmoderna, que jamás ningún bien aportará al mundo, todo lo contrario, sólo muerte, dependencias, pobreza, divisiones, injusticias, abusos, robos, enriquecimiento de unos pocos, desesperanza, inseguridad, deserción escolar, destrucción de la familia, los niños, adolescentes y jóvenes, vandalismo, analfabetismo y alejamiento de Dios.
Hermanos, no podemos mirar para otro lado, todo lo que hagamos e invirtamos será poco para salir de este profundo abismo. Debemos empeñar lo mejor de las capacidades humanas, tecnológicas, culturales, religiosas, para aniquilar las causas de este mal endémico que nos afecta a todos, sin excepción, cuanto más a los que representan el futuro de la humanidad y su conducción en las próximas décadas.
El gran error con el que se viene manejando nuestra generación es el inmediatismo con el que planifica todo, el corto-placismo, y el utilitarismo: primero yo, segundo yo y por último yo, esto es particularmente grave y contradictorio en las opciones partidarias y en las demoníacas corporaciones. Una sociedad que se guía de esta manera está destinada al más desastroso de los fracasos. Urge que nos unamos a reflexionar sobre los cimientos que debe tener una Nación para poder acoger y sostener a cada uno de sus integrantes a lo largo de toda su existencia terrena. No es sensata la práctica del tapa agujeros, la de los parches, la improvisación o la enfermiza experimentación. La prescindencia de una cosmovisión filosófica integral, con una acorde antropología que parta de la concepción del hombre como creatura y que, por ello, se auto-comprende como un ser en relación y con vocación de trascendencia, son la peor decisión que puede hacer una sociedad por medio de aquellos que ostentan los poderes, legislativo, judicial y ejecutivo. De allí que los invito a agolparnos en torno a Nuestra Celestial protectora para suplicarle que nos conceda las luces que necesitamos para buscar entre los tesoros de nuestro patrimonio cultural y espiritual las herramientas y valores que no debemos desconocer, pero sí elegir, si es que pretendemos ser ‘una nación cuya identidad sea la pasión por la verdad y el compromiso por el bien común’.
No tengamos miedo de sincerarnos delante de Ella y pedirle que nos dé el valor para ‘agarrar el toro por las astas’. Esto es, reconocernos hijos de Dios desde el día del bautismo, aceptar que hemos sido negligentes en nuestra formación cristiana, lo cual nos sumió en un grado de ignorancia que devino en falta de compromiso, mundanidad, egoísmo, superficialidad, envidia, visión inmanente de la vida, destrucción de la familia, mezquindades de todo tipo y, en definitiva, una gravísima pérdida del sentido de la vida.
A ti, querida Madre del Valle, confío todo lo que agobia nuestros pobres y heridos corazones. Míranos, confundidos y desorientados, pero con esa lucecita encendida que eres Tú. Mientras tú brilles en la noche de nuestro peregrinar, a buen puerto podremos llegar. Gracias por ser como eres. Síguenos ayudando para que seamos y creamos en tu Hijo Jesucristo como Tú. ¡Madre fiel, que no nos cansemos de creer, esperar y amar!

¡¡¡Viva la Virgen del Valle!!!     ¡¡¡Viva la Virgen del Valle!!!