Camino a la Beatificación

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30 octubre 2012

Se abre un camino de esperanza para personas con problemas de adicciones


El sábado 27 de octubre, fue presentado el Grupo Esperanza Viva, de autoayuda a las personas con problemas de adicciones, en la parroquia Santa Rosa de Lima, ubicada en la intersección de avenida Virgen del Valle y calle Rojas, en la ciudad capital.
Al finalizar la Santa Misa de las 20.00, el párroco anfitrión, Pbro. Antonio Bulacio, agradeció a todos los presentes por apoyar este nuevo proyecto pastoral en la diócesis y en forma particular en la parroquia Santa Rosa de Lima.
Destacó la presencia de los integrantes de la Fazenda de la ciudad de Aguilares, provincia de Tucumán, e inmediatamente se realizó la presentación y el testimonio de cada uno de ellos.
Mario, un joven paraguayo que está en la fazenda desde hace 4 años, manifestó la alegría de ver concretada en Catamarca esta gran aventura de caminar como familia, de la mano de Jesús, en la rehabilitación de tantos niños, jóvenes y no adultos acechados por las drogas.

Testimonio de vida
Acompañado por su familia, un joven catamarqueño brindó un emotivo testimonio: “Desde los 12 años comencé a drogarme con marihuana a la salida de la escuela, y lo que había comenzado como una curiosidad pronto se convirtió en una necesidad de consumir otras sustancias, éstas me llevaron a  ser violento con mis padres y delinquir sin sentir culpa alguna, ya que consideraba que el daño sólo me lo hacía a mí. Un día me llevaron a la fazenda en Tucumán. Me costó adaptarme porque era muy bromista, nada era importante para mí. La paciencia y el cariño de todos los que viven en la granja y la lectura de la Biblia me llevaron a descubrir, poco a poco, la presencia de Dios en mi vida. Antes, yo no sabía nada de Dios y hasta dudaba de que exista, pero ahí aprendí que sólo con su ayuda puedo recuperarme. Estoy comenzando a valorar el amor de mi familia y la convivencia con todos los que vivimos en la fazenda; y todos los días le pido a Dios que aumente mi fe”.
También compartieron sus experiencias integrantes "externos" del grupo: un matrimonio que tiene una hermana en la fazenda en Paraguay, una joven docente y un médico, quienes coincidieron en que ingresar al grupo para ayudar a sus propias familias a salir de las adicciones les cambió la vida, la manera de buscar un camino de comprensión y ayuda para todos.

La oración, pilar fundamental
La jornada concluyó con un mensaje del Padre Julio Avalos, asesor de la Pastoral de Adicciones en la Diócesis de Catamarca, quien dijo que “este caminar del grupo Esperanza Viva en Catamarca está en la etapa de la prevención, que debe ser llevada a cabo en unión con todos los organismos para evitar que niños, jóvenes y adultos caigan en las diferentes adicciones, que no sólo son el alcohol o las drogas sino también la ludopatía. Ante esta realidad, lo primero que tenemos que hacer es rezar, porque la oración tiene un poder incalculable. Por eso en las fazendas, la oración es uno de los principales pilares”.
Luego expresó que en medio de “la cultura de la muerte, que avanza en tantos barrios de nuestra provincia, y que creemos que no lo podemos parar, no debemos perder de vista que Cristo es Vida, Camino y Amor. El amor salva, el amor sana, con el amor evitamos el problema, con la oración ayudamos”.
“Otro camino fundamental es la actitud de escucha, principalmente en el seno de las familias, de modo que vamos a prevenir en familia, ayudar en familia y curar en familia. Por eso la fazenda se abre a todas las familias, fundamentalmente se abre a Cristo, porque quien sigue a Cristo sigue el camino del amor, la vida, la verdad. Sigamos caminando juntos en el amor, juntos en la fe y, sobre todo, juntos en la esperanza”, concluyó.

El grupo
Esperanza Viva es un grupo de autoayuda ligado a las fazendas y uno de los trabajos es el acompañamiento de familias y de jóvenes que precisan ayuda para enfrentar el problema de las drogas y reciben fuerza para superar ese momento difícil de la vida. Puede participar cualquier persona con el deseo de vivir experiencias relacionadas con el Evangelio. No hay restricción de edad, religión, condición social, profesión o estudio.