Camino a la Beatificación

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23 agosto 2010

Brillante cierre de las fiestas centenarias con la entrega de la Rosa del Oro enviada por Benedicto XVI

“La Rosa de Oro es la expresión de admiración y gratitud del Papa a la Virgen del Valle”, dijo el Cardenal Francisco Javier Errázuriz Ossa.

La cálida noche del sábado 21 de agosto fue testigo del fervoroso y multitudinario cierre de los festejos por la primera centuria de vida de la Iglesia particular de Catamarca, en el marco del Bicentenario de la Patria.
El corolario de las fiestas centenarias se desarrolló en el Paseo de la Fe, con la llegada de la peregrinación con antorchas iniciada en el Predio Ferial Catamarca, que acompañó a los 29 Santos Patronos de las 28 parroquias que componen la jurisdicción eclesiástica catamarqueña, y la Imagen auténtica del Patrono de La Rioja, San Nicolás de Bari. La Sagrada Imagen de la Virgen del Valle ingresó en brazos del Obispo de Añatuya, Mons. Adolfo Armando Uriona, de cuya diócesis también es Patrona la Madre del Valle, quien la depositó en la urna festiva, colocada en el escenario levantado frente al atrio del Santuario Mariano. Acompañaron este paso el Legado Papal, Cardenal Francisco Errázuriz Ossa; el Obispo de Catamarca, Mons. Luis Urbanc; el Obispo Emérito de Catamarca, Mons. Elmer Osmar Miani; los Arzobispos de Salta y de Tucumán; Mons. Mario Antonio Cargnello y Mons. Luis Héctor Villalba, respectivamente; el Obispo Prelado de Cafayate, Mons. Mariano Moreno García; los Obispos Titular y Auxiliar de Santiago del Estero, Mons. Francisco Poli Santillán y Mons. Ariel Edgardo Torrado Mosconi, respectivamente; el Obispo de Concepción (Tucumán), Mons. Armando José María Rossi; el Obispo Prelado de Humahuaca, Mons. Pedro María Olmedo Rivero; el Obispo de Jujuy; Mons. Marcelino Palentini; el Obispo de Orán (Salta), Mons. Marcelo Daniel Colombo; el Obispo de La Rioja, Mons. Roberto Rodríguez; el Obispo de San Rafael, Mons. Eduardo María Taussig; el Mons., Obispo Coadjutor de San Luis, Daniel Martínez. A éstos se sumaron autoridades civiles provinciales y municipales, entre las que se encontraba el Señor Intendente de la Capital, Dr. Ricardo Gaspar Guzmán; los Ministros de Educación, Ciencia y Tecnología, Lic. Mario Perna, y de Desarrollo Social, Dr. José Vega; la Secretaria de Deportes, Dña. Juana Fernández, entre otras autoridades, que se mezclaron entre la enorme cantidad de personas que se dieron cita para participar de esta verdadera fiesta de la fe.

La Rosa de Oro enviada por el Papa.
Ofrecimiento de la Rosa de Oro
El momento más esperado se hizo realidad, cuando el locutor Jorge Alvarez anunciaba: “En esta ocasión tan especial, el Santo Padre Benedicto XVI benignamente ofrece al Santuario de Nuestra Señora del Valle y a la Diócesis de Catamarca, en el primer siglo de su creación, el obsequio de la Rosa de Oro, la cual es signo de Cristo, Nuestro Redentor, el cual ha dicho ‘Yo soy la Flor del campo y el Lirio de los valles’”.
Respecto al significado de este presente, se explicó que el oro del que se compone la Rosa significa que Jesucristo es Rey de los reyes, Señor de los señores. Otro sentido le hallaron los Magos de Oriente, que lo adoraron desde su nacimiento y le ofrecieron el oro como a un rey.
El fulgor y el alto precio de las piedras preciosas con que la Rosa está compuesta significan la luz inaccesible en la que habita quien es Luz de luz y Dios verdadero.
El olor del crisma, que sobre ella vierte en la bendición el Santo Padre, representa la gloria de la resurrección de Jesucristo, que fue causa de alegría para todo el mundo, pues con ella, por todo el universo se esparció el suave aroma de la divina gracia.
El momento cumbre fue cuando el Legado Pontificio, Su Eminencia, el Cardenal Francisco Javier Errázuriz Ossa, en nombre del Santo Padre Benedicto XVI hizo entrega de la distinción de la Rosa de Oro a la Diócesis de Catamarca, ante el aplauso y los vivas de la multitud de fieles, a los que se asoció el alegre tañir de las campanas de la sede catedralicia.
“La Rosa es expresión de la admiración del Santo Padre”
El enviado de Su Santidad se refirió a este hecho singular expresando: “Ustedes tienen tantas razones para admirarla aquí, en esta Diócesis, y también en la Argentina. Ustedes recordarán hechos de familiares, de amigos, de personas muy queridas que fueron bendecidas cuando llegaron de rodillas a su Imagen bendita”.
“La rosa -dijo- es expresión de la admiración de ustedes y muy particularmente de la admiración del Santo Padre. Son muy pocas las imágenes en el mundo entero que han recibido esta Rosa de Oro, en España hay una sola imagen, y sin duda que el Papa cuando la envía está expresando la gratitud de él por lo que Ella ha hecho aquí, desde este Santuario, durante varios siglos”.
Asimismo, manifestó que la Virgen María “se acercó hacia ustedes, y así como dio a luz a Cristo, ha dado al luz al Señor en el corazón de ustedes, haciéndolos cada vez más semejantes al Señor, al Primogénito. El Papa agradece a Nuestra Señora del Valle, entregándole esta Rosa de Oro, por lo que ha hecho por ustedes, por la Diócesis y desde aquí todo lo que está haciendo Ella por toda la Argentina. Es la gratitud del Papa”.
Posteriormente, en nombre del Santo Padre, “porque me encargó que lo hiciera presente en esta oportunidad”, el Cardenal le rezó a la prodigiosa Virgencita Morena del Valle.
La Rosa de Oro “se conservará en el Santuario, como signo y manifiesto documento de nuestra peculiar benevolencia y como expresión de nuestro deseo de incrementar la dignidad del Santuario”, reza el escrito del Papa Benedicto XVI.


Estola de vicuña
También se descubrieron placas recordatorias de este trascendental acontecimiento para la Iglesia de Catamarca; y se hizo entrega al Cardenal Errázuriz Ossa, de una distinción en nombre del pueblo de la ciudad de San Fernando del Valle de Catamarca. Se trata de una estola confeccionada en lana de vicuña, hilada por una artesana catamarqueña. Posee en uno de sus extremos la Imagen de la Virgen María y la Cruz de la Evangelización y en el otro un báculo y el lema que el Cardenal eligió para su episcopado: “Ut vitam habeant” (Para que tengan vida).
Fue recibida con mucha alegría y gratitud por Su Eminencia, quien se la colocó ante el aplauso de todos los presentes.
En sus breves palabras de despedida, el Legado Papal comentó que cumplió su misión “con un gozo enorme y con mucha alegría al darme cuenta del cariño que ustedes tienen a la Virgen y al Santo Padre, y con qué profundidad quieren vivir su fe”.
“Lo que quise expresar en la homilía de hoy (por el sábado 21) y también ayer, es que yo creo que ustedes tienen unos regalos inmensos de Dios, y para mí ha sido una gran alegría compartir esa experiencia. Por eso, les agradezco que me hayan invitado. Y podré referirle al Papa cómo cuenta con un pueblo que lo quiere mucho aquí, en Catamarca, y en las provincias vecinas”.


Cantata a los 100 años
El arte hecho poesía y canción se hicieron presentes en esta fiesta, a través de la interpretación de la “Plegaria Coya”, interpretada por el Dr. Hernán Sierralta, de Tinogasta, departamento del Oeste catamarqueño.
También elevaron sus voces los folcloristas Cololo Macedo, Alico Espiloción y Emilio Morales.
El broche de oro fueron los brillantes y coloridos fuegos artificiales, que surcaron el estrellado cielo catamarqueño, expresando el clima de fiesta que vivió el pueblo catamarqueño por estos 100 años de nuestra Iglesia particular.